Era casi un ritual. Sin ponerse de acuerdo, en una noche estrellada cualquiera, se encontraban, sonreían cómplices, emergían y contemplaban en la distancia, la casa grande. Refrescaban la memoria de aquellos días en que tratándose de competencias entre niños y niñitas, la contienda se podía decir que era desigual.
Las niñas ponían en ridículo a los chicos y ellos, vencidos, las embetunaban con barro desde las trenzas a la punta de las alpargatas y para evitar las explicaciones, ellas, corrían al mar, se lanzaban al agua y salían limpias, limpitas, en un jolgorio de risas.
El día del temblor fuerte, uno de tantos, años atrás, los pescadores de la caleta vecina pasaron avisando que no permitieran a los niños acercarse al mar; se había formado una gran depresión a una cierta distancia de la orilla, las olas golpeaban con fuerza y la resaca arrastraba en forma peligrosa.
Les avisaron a los niños del peligro que acechaba frente a la casa de grandes techos. Ellos, serios, prometieron solemnes, no acercarse a la playa. Bueno…en realidad, prometieron no acercarse por unos minutos solamente, pero eso no se lo dijeron a nadie.
En la tarde, después de leer, jugar en los árboles, ayudar a sacar los caracoles de los jardines, el lote de chiquillos salió a caminar por allí y haciéndose los lesos, se fueron acercando al lugar donde pensaban estaba el gran hoyo en el mar.
Uno, intrigado, dijo «y si vamos a investigar?»
el otro agregó «alguien tendría que quedarse vigilando para que no nos reten»
«nos metemos al agua vestidos o no?» preguntó una de las niñitas, entre risueña y coqueta.
Y entraron al mar, cautelosos, para dar una mirada. El agua helada del Pacífico, esta vez estaba muy tibia e invitaba a nadar y acercarse a la depresion recién creada. El tiempo no se sentía pasar, era tan agradable nadar en agua tibia! Era como estar en vientre de la mamá, tibio, trasparente, protegido y silencioso. Y hacían piruetas! demostrándose unos a otros cuan bien nadaban!
Cuántos años han pasado desde esas aventuras en las aguas tibias del mar?
Los tiempos son imprecisos.
Entonces, como en un ritual, cada cierto tiempo, se encuentran y emergiendo desde las profundidades de la gran depresión, tibia, azul profunda, en medio a las sombras de la noche estrellada, se asoman y quedan a ras del mar, mirando hacia la casa grande de la infancia.
Los pescadores de la caleta vecina, esperan con ansia visualizar las dos sombras en las cercanías de la orilla del mar, saben que después de las apariciones vendrá un tiempo de cosecha y abundancia para sus redes.
Evocador y triste recuerdo del pasado que regresa, como en tu estilo, en forma de leyenda llena de belleza.
Me ha gustado mucho, maffi.
TE mando un abrazote gigante.
Leo
Feliz que te haya gustado, Leo.
Un gran abrazote para ti. Maffi
Migli, hola! llegué a tu Blog por una amiga en común. Me contó que lo tienes muy privado. Leí esta entrega y me gustó mucho y seguiré mirando las leyendas y cuentos cortos. ¿Tienes un proyecto con las Leyendas? me puedes responder en privado a la dirección del post, por favor.
Un saludo cordial y espero tu nota.
Paulina, agradezco tu visita (me llamó nuestra amiga) y me alegra que te haya gustado este cuentito. Acabo de responderte al mail del post.
Muchos saluditos. Maffi
Hola Migli, he leído un comentario tuyo en el blog del amigo Leo (Egomanias) y me he pasado a visitar tu espacio, que me resulta enormemente interesante. Este relato en concreto me parece estupendo. Ahora me permitiré dar una vuelta por aquí para descubrir los rincones del blog, y por supuesto volveré a visitarte y leerte.
Un saludo.
Hola Ernesto, sí, te he visto por el blog de nuestro querido amigo. Agradezco tu visita y tu gentil comentario sobre este cuento.
Dale una ojeada a mis posts, aunque ya habrás visto que no es un blog dedicado a poesía.
Muchos saludos para ti. Abrazo. Maffi
Maffi, amiga mia. Normalmente los comments te los mando en privè, pero con este cuento no me voy a resistir. Me encantó y lograste ese ritmo que va desde un cuento de niñez (me encanta) a un final con mucha fuerza y misterio. Me disculpas esta vez por comentar aquí?
millones de buenas vibras para ti, chica! y espero tu próxima. Alf.
No tengo nada de que disculparte, pero qué preguntas haces! mas…. en verdad me sorprendiste!!
Me siento contentísima que te haya gustado. Te devuelvo las buenas vibras multiplicadas por mil!
Abrazo. Maffi
Triste pero bello, evocador.
Un abrazo.
Vamos a quedarnos con que es un cuento evocador.
Gracias por dar un salto por estos lados, Jimena.
Te mando un gran abrazote con unas notas de lluvia primaveral. Maffi